8 feb 2012

Una de las partes más importantes de la banda sonora de mi vida: Quique Gonzalez


Este hombre lleva años actuando como la mejor compañía en días tan tristes como el de hoy. De mi y seguro que de otros tantos, aunque el no lo sepa. Quizá no sea la mejor medicina, aunque no me engañen: todos, en mayor o menor medida, tenemos adquirido ese hábito un tanto masoquista por el que gustamos de regocijarnos en nuestra miseria en los momentos más bajos. Así se dificulta mucho la necesidad de levantar el animo, a decir verdad, pero quizá sea también necesario estremecernos de vez en cuando. Alguna razón debe existir que justifique una actitud aparentemente tan irracional. Aunque renunciemos al placer instantáneo, aunque despreciemos por un momento el sentido puramente hedonista, estoy convencido de que por otra parte puede ayudar a conocerse mejor a uno mismo. A desflorar sensaciones y emociones que de otra forma costaría tanto extraer, y en consecuencia, jamás llegaríamos a entender. Llegados a este punto nos damos cuenta que esta labor tan necesaria debe conllevar una gran complejidad. Cuando la alegría nos desborda somos mucho menos exigentes. Nos basta con el primer ritmo sincopado que oímos o con  la primera estrofa mínimamente coreable que escuchamos para dar rienda suelta a nuestro entusiasmo. Nos volvemos más conformistas, bastándonos con menospreciar todo elemento que pudiera interponerse entre uno y su ambición. Es en cambio en las horas bajas cuando nos volvemos mucho más quisquillosos; cuando resaltamos la importancia del detalle. Ese momento en el que son las sutilezas las escriben los titulares. Tanto en la calle como en las canciones. Y en esta categoría, para mi, Quique ha llegado al nivel de maestro. 


Lo consigue con una música de autor que ha puesto siempre sus miras en los grandes referentes de la canción pop-rock española, pero que ha tratado de reorientar a través de la fuerte huella que le ha dejado la música popular norteamericana. Sin dejar de lado nunca, aunque permanezca de forma latente, una actitud rockera que acompaña todos sus movimientos. Es toda esta simbiosis la que le permite distinguirle a pesar de no hacer nada extraordinario. Allá por el 2007 descubrí el Ajuste de Cuentas (en Spotify). No recuerdo haberme quedado tan prendado de ningún otro sonido nunca. En su día me resultó un mundo nuevo, abriéndome los oídos a una gama de sonidos más ligera e influenciándome notablemente en mis gustos. Creo que para iniciarse puede ser su mejor disco, ya que en su día sirvió a modo de recopilatorio en directo, por lo que alberga muchos de sus grandes temas con un sonido de directo extremadamente cuidado. 

Os dejo, simple y llanamente, con una de las partes más importantes de la banda sonora de mi vida: 


No hay comentarios:

Publicar un comentario