En este turbulento 2012, pocas noticias me han alegrado tanto como la anunciada vuelta a los ruedos escénicos de uno de los mejores (si no el mejor) grupo de rock´n roll de este disparate llamado España. Aunque si soy sincero la sensación de esta vuelta es agridulce. El “agri” viene de la percepción que siempre he tenido de Los Enemigos como de un grupo con principios inquebrantables, leales, honestos. Y esa percepción incluye la sensación de que cuando pusieron el punto y final realmente era eso: un punto y final. Que vuelvan ahora, sin material nuevo y diciendo que necesitan pasta (se agradece la sinceridad, pero hace rechinar un poco los dientes) hace que esa percepción se desvanezca un poco. El “dulce” viene, evidentemente, porque volveré a tener la oportunidad de ver en directo a un pedazo de grupo.
Valga este post ladrillístico (ya lo voy avisando) para desgranar disco a disco la carrera del grupo madrileño
Ferpectamente (1986) – Al principio fue el vino
La imagen que tenemos es que en los 80 en Madrid todo el mundo tenía un grupo. Y la imagen, yo creo, no va muy desencaminada. Josele Santiago no tenía un grupo pero quería tenerlo. Tocaba la guitarra y escuchaba discos de Dr. Feelgood. Se movía por Malasaña, se emborrachaba con su amigo Artemio y buscaba cualquier escusa para sacar a pasear su guitarra. Así comenzaron Los Enemigos.
Josele se movía por distintos locales de ensayo, prestando su guitarra a quien la solicitaba. Incluso hizo una gira con los cafres Glutamato ye-ye. Pero en su cabeza ya estaba formar su propia banda, muy probablemente porque las referencias que manejaba no se ajustaban mucho a los grupos imperantes de la época (el citado Dr. Feelgood, Sonics o Flaming Groovies eran algunas de las influencias)
Con la idea de que Los Enemigos despegasen, Josele apunto al grupo al Concurso de Rock Villa de Madrid. En ese momento Los Enemigos eran Josele (guitarra y voz), Artemio (batería) y Roberto (bajo). Inesperadamente llegan a la final del concurso (cuyo premio eran 300.00 pesetas y la grabación de un maxi) y el día de antes de tocar, Roberto se baja del barco. Se busca un bajista urgentemente y encuentran a un viejo conocido de Josele, un tipo llamado el “Botas” que ensaya una única vez los temas a tocar. Al día siguiente gana el concurso.
El maxi se graba en los estudios Duplimatic y contiene tres temas: Florinda, Dono mi cuerpo y Velardestrit bugui. Con el maxi debajo del brazo y gracias a los contactos nocturnos que se van fraguando en los garitos llenos de humo de Malasaña, Josele contacta con Paco Trinidad, productor del sello GASA. Gracias a la amistad con éste, los temas de Los Enemigos llegan a oídos de los capos del sello que les hacen un contrato por cinco discos. Los Enemigos tienen su primer contrato discográfico.
Ferpectamente sale a la calle en 1986. En la portada aparece ya el mítico porrón de vino que se convirtió en el sello reconocible del grupo durante muchos años. El disco se vende en las tiendas habituales y también en el bar Marcelino, sede social del grupo, en el que la oferta es irresistible: caña, tapa de chorizo y el disco de Los Enemigos por 1000 pesetas. El grupo está formado durante la grabación por Josele, Artemio y Michi, bajista que dura poco y al que se le empieza a buscar sustituto. El puesto recaerá finalmente en Fino Oyonarte, que en los años venideros se va a convertir en pieza fundamental.
Tracklist:
1. Fuagrás
2. Florinda
3. El ataque de los hombres Bruster
4. Dono mi cuerpo
5. Plis, plis mi
6. Tengo una casa
7. Jacobo que te adobo (Lacona)
8. Juan Valdés
9. Complejo
10. Velardestrit Bugui
11. Donde
12. La paella
13. Mátame camión
14. Grabielle
El disco ya tiene alguna de las señas de identidad del grupo: letras a medio camino entre el surrealismo y la poesía (en este caso una poesía burra, tabernaria, empapada de vino peleón), la contundencia de las guitarras y la característica voz de Josele.
Se trata del despegue del grupo, que empieza a ser conocido por algunos y al que cuelgan la etiqueta de rock de tasca, etiqueta de la que van a intentar desprenderse en los siguientes discos.
Un tío cabal (1988) – La máquina se engrasa.
La llegada de Fino a los enemigos resulta un revulsivo y un acicate para el grupo. En los años venideros se demostrará como el contrapunto perfecto a Josele: donde uno es reflexivo y callado, el otro el explosivo y dicharachero. Uno es el rock (Josele) y otro es el pop (Fino). Y de esa aparente contradicción se van a aprovechar los enemigos para crecer como grupo hasta convertirse en uno de los más importantes dentro del panorama español. Pero no adelantemos acontecimientos.
Estamos en el año 88. Los enemigos han publicado un primer disco que apenas ha tenido repercusión. Empiezan a preparar el segundo asalto, componiendo nuevas canciones, superviviendo como camareros o pinchadiscos, dudando a cada paso del futuro del grupo, pero con la seguridad que dan las canciones que van saliendo.
Durante la preparación del disco ocurre otro hecho que va a marcar de manera indeleble la marcha y el futuro del grupo: Artemio, miembro fundador junto a Josele, deja el grupo por la dificultad de hacer convivir el trabajo en un banco con la vida crápula de batería de un grupo de rock. Al menos esa fue la versión oficial. La extra oficial, que contaron sus protagonistas años después, fue que Artemio no era un batería demasiado dotado. Algo bastante común en bandas de amigos: todo comienza como un divertimento de fin de semana, pero a veces se llega a un punto en el que o se tira para delante con todas las consecuencias o se abandona. Artemio quería continuar un poco en plan amateur y Josele (porque en ese momento Fino aún no pintaba demasiado) quería dejar de pinchar discos en la Vía Láctea y poder vivir de la música. Así que Josele, después de unas cuantas copas de coñacs, le dice que está fuera. Y es ahí donde entra “Animal” Chema, que, a mi modo de ver, otorga al sonido enemigo otras coordenadas, otras texturas y otras (muchísimas) posibilidades.
Otro elemento fundamental para el futuro enemigo fue la creación de la nueva agencia de management por parte de su manager de toda la vida: Lalo. Lalo era amigo y compañero de piso de Fino. Había estado trabajando con grupos punteros como Los Ronaldos, pero cuando se quedo un poco cojo, empezó la nueva agencia de cero con los enemigos como únicos clientes. El futuro iba a demostrar lo importante que era Lalo para el grupo.
El disco se graba en los estudios Track de Madrid en Septiembre de 1988. Durante esta grabación ya no son los pardillos que han ganado un concurso y miran los botoncitos con los ojos abiertos. Ahora ya van sabiendo lo que quieren y además tienen mucho más tiempo para desarrollar todas las ideas. Se publica el 30 de Noviembre de ese mismo año 1988 y contiene diez temas:
1. Soy un ser humano
2. Un tío cabal
3. Sanchidrián
4. Boquerón
5. No protejas
6. Que bien me lo paso
7. Yo, el rey
8. John Wayne
9. No amanece en Bouzas
10. Afición
Canciones más maduras, más contundentes, con ese sentido del humor surrealista que tienen muchas de las letras de Josele, con los dobles sentidos y con las guitarras cada vez más afiladas. La maquinaria enemiga iba cogiendo velocidad y se volvería imparable en el siguiente disco.